Olimpia Coral Melo Cruz se dio a conocer en Facebook, especialmente en México de la forma que jamás habría pensado. Era inteligente y emprendedora, quería que la conocieran estas virtudes, sin embargo, un video sexual que se filtró en las redes derrumbó todas sus expectativas en segundos.
Para ese entonces, Olimpia apenas tenía 18 años y un novio seis años mayor que ella, quien al día de hoy sigue negando que fuera quien filtró el video. En las redes sociales la llamaron «la gordibuena de Huauchinango». El video corrió como la pólvora y tuvo un fuerte impacto sobre la salud mental y emocional de Olimpia.
Luego de que el video salió a la luz pasó 8 meses encerrada en su casa e intentó suicidarse tres veces. Le tomó mucho tiempo no sentirse culpable y entender que ella era la víctima de algo que se conoce como ciberacoso.
Solo cuando pudo entenderlo, comenzó a prepararse, estudió sobre el tema y finalmente pudo escribir una iniciativa de ley para proteger a las personas en redes sociales. Gracias a la lucha de esta mujer, la ley de delitos contra la intimidad sexual, conocida como «Ley Olimpia», se aprobará en 11 de los 31 estados de México.
Olimpia no solo sobrevivió al duro ciberacoso que sufrió, donde su intimidad sexual fue vulnerada y expuesta, sino que ahora se ha convertido en la voz en México para las mujeres que son divulgadas en videos sexuales sin su consentimiento.
Olimpia contó su historia en primera persona al diario BBC y relató toda la vergüenza a la que fue sometida por un material que ella no aprobó:
“Un periódico local se vendió como pan caliente con una portada en la que decían que yo, una chica que tenía futuro, ‘estaba quemada en las redes sociales’. Lucraron con mi cuerpo. Cada día me llegaban a mis redes sociales solicitudes de hombres que me pedían sexo. Me empezaron a llamar «la gordibuena de Huauchinango». Y después, cuando el escándalo se hizo más grande, «la gordibuena de Puebla».
Olimpia relata que se sintió completamente desamparada, no sabía con quién debía acudir, ni siquiera entendía que lo que le estaba sucediendo debía considerarse un delito. Ella misma había grabado el video, por tanto, pensaba que no podía defenderse.
Fue entonces cuando cayó en un espiral depresivo que la hizo aislarse e intentar suicidarse en repetidas oportunidades. En una ocasión estuvo a punto de tirarse de un puente y entonces llegó un amigo de casualidad para preguntarle cómo estaba, sin saberlo le salvó la vida.
Pero cuando estaba al borde de la desesperación llegaron las palabras alentadoras de su madre, una mujer indígena que mostró sororidad ante el hecho:
«Todas cogemos. Tu prima coge, tu hermana coge y yo también. La diferencia es que a tí te ven coger. Eso no te hace una mala persona o una delincuente. Tú sólo disfrutaste tu vida sexual -como lo hace cualquier persona- y hay una prueba de eso. Vergüenza sería que hubieras robado o matado. Incluso maltratado a un perro».
Ese fue el primer paso en la vida de Olimpia para comprender la sororidad. A partir de entonces le tocó tomar fuerzas y cruzar una dura batalla en su vida personal que le sirvió para poder dar definición a la violencia virtual en México.
La nueva ley reconoce los delitos contra la intimidad sexual por difusión de contenido íntimo sin consentimiento, el ciber acoso, que es violencia sexual en internet y por último, la ley de acceso.
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